Cambiar Mi Mundo: Capítulo 14

CAPÍTULO 14 

¡HOY MARATÓN!

-Y si considero la opción de bautizarlo, ¿te vendrías conmigo a Madrid a cuidar de él?

Capítulo 14

Lali se quedó perpleja, con los ojos y la boca abiertos de par en par.

-¿Hablas en serio? -preguntó ella.

-Nunca había hablado más en serio en toda mi vida.

-¿Quieres que cuide a...? -por un momento estuvo a punto de decir JP, pero no le salía semejante nombre de la boca-. ¿Quieres que yo cuide al bebé?

No se lo podía creer.

-¿Te parece una sugerencia tan descabellada? - preguntó suavemente-. Te la hago porque sé que tu vida son los niños, porque, además, vives de cuidar niños.

-A pesar de todo, es una propuesta descabellada.

-¿Por qué?

La pregunta sonó incisiva y cortante, cargada de ese espíritu inquisitivo que debía de utilizar ante los tribunales.

-Piensa un poco sobre ello, Peter.

-¡No he hecho otra cosa durante las pasadas dos semanas, Lali! -dijo con cierta exasperación, como indignado por la suposición de que era una petición espontánea y de poco peso.

Había mucho dolor en su mirada y Lali sintió la necesidad de abrazarlo, tal y como había hecho cuando llegó. Pero al recordar cuál había sido su reacción, decidió no arriesgarse a ser rechazada una vez más.

-¿Cuáles son tus objeciones al respecto?- dijo Peter después de unos minutos.

Lali agarró la tetera con la mano temblorosa y sirvió el líquido ámbar, tratando de perderse en el cristalino deslizar del elemento.

-No se trata de cualquier bebé -dijo mientras dejaba la tetera en su sitio. Estaba tiritando. La mirada penetrante de Peter estaba fija en ella y la hacía sentirse, tremendamente vulnerable. Respiró profundamente para aplacar aquella sensación-. Estoy segura de que eres consciente de eso.

- Por supuesto que no es cualquier bebé -afirmó él vehementemente-. Es mi sobrino.

-Y el hijo de mi ex-marido -añadió ácidamente-. El hijo que tuvo con otra mujer.

No era necesario añadir «de la mujer por la que me abandonó».

-¿Qué importa eso?

Lali se quedó atónita. -¿Que... qué importa?

Peter acunó al pequeño.

-Pablo y tú todavía no os habíais divorciado, eres la viuda de Pablo...

Pero Peter que estaba pensando? Se había vuelto loco? Si Pablo y ella no se había divorciado, pero él la abandono hace años, ademas él tenia una familia ya formada... Y en cuando al divorcio Peter como abogado debería saber que cualquier juez le daría la nulidad sin ningún problema ni demora.

Entonces Lali miró al pequeño que reposaba en los brazos de Peter. 

Sin duda, Peter Lanzani tenía grandes dotes de persuasión, pero era aquella pequeña persona vuelta entre ropas lo que era un motivo real para obviarlo todo.

-No sé, Peter. No estoy segura, es demasiado. Ademas ocasionaría muchos problemas

De pronto tuvo una imagen desconcertante. Habría sido alguna de sus sofisticadas amigas de Madrid la que le habría sugerido que la llamara a Bariloche.

-¿Qué tipo de problemas?

Lali empezó a pensar que trataba de hacer, cosas aún más difíciles para ella.

-Ya sabes....

-No, no le sé si tú no me lo cuentas –dijo con cierta impaciencia-. No se me da bien leer pensamiento.

-Sea cual sea la situación legal, lo que importa es que el bebé es... -no se decidía a decirlo, tal por respeto al pequeño inocente que no tenía culpa alguna de lo que fuera que hubiera sucedido antes de su nacimiento.

-¿Qué?

-Es el hijo de Pablo, Peter.

-¿Eso significa que no podrías cuidar de él que te recordaría al hombre que amaste...?

-¿Y qué perdí, Peter? ¿Era eso lo que ibas a decir?

Peter se encogió de hombros y dejó el biberón  vacío sobre el mostrador de la cocina.

-Si así lo quieres. De modo que para ti y para el resto del mundo eres una especie de patética víctima, abandonada por su marido-. El la miro sin pestañear.- Si te considerara una víctima jamás habría venido a pedirte que cuidaras de mi sobrino. Las víctimas no suelen ser capaces de ocuparse de otros, menos de un recién nacido.

Lali se quedo perpleja ante las palabras de Peter. 

Minutos después le dijo -¿Por qué me lo has pedido exactamente? -le preguntó con genuina curiosidad-. ¿Por qué no has buscado en Madrid a alguien preparado? Al fin y al cabo yo no tengo ningún título que avale mi valía.

-Adoras a los bebés -dijo él sin más-. Para mí ese es el mejor título que se puede tener.

Lali levantó los ojos al cielo, con cierta desesperación.

-¡No puedes saber eso! La única referencia que tienes es lo que te haya podido decir Pablo.

Él la observó unos segundos.

-Lo he visto con mis propios ojos.

Continuara....

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Hola otra vez!

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