Cambiar Mi Mundo: Capítulos 34 y 35

Nove @chari_mar flog Mar_Cha

CAPÍTULO 34 Y 35

Chicas por si no les adelanto nada la imagen, depro mi tweet lo haga...! jajajajajajajaja

Sería mejor que despertara a Peter. Tenían que tomar un avión y se estaba haciendo tarde.

Al llegar al piso de arriba se encontró con la puerta aún cerrada.

Capítulo 34

 Pero esta vez sí hubo un sonido de respuesta cuando ella llamó.

-¿Peter? -dijo ella, tratando de obtener una contestación más comprensible.

Sólo obtuvo otro incomprensible sonido. -¡No te oigo!

-Que cómo está Christopher -repitió él.

-Muy bien -respondió ella.

-¿Por qué no pasas?

-¿Estás decente?

-Depende de lo que sea para ti estar decente.

-Me refiero a que si estás vestido.

-Espera.

Lali oyó ruidos antes de que la puerta se abriera completamente. Al fin, apareció Peter, vestido y bostezando.

Dirigió la mirada directamente a su sobrino, lo cual fue en parte un alivio y en parte una decepción. -Parece feliz -observó.

-Ya le he dado de comer y lo he cambiado –no explicó que lo había achuchado y dormido en sus brazos. Eso pertenecía a su intimidad con el pequeño Chris.

Peter la miró con una media sonrisa en los labios. -Gracias -dijo.

Lali le devolvió la sonrisa. -De nada.

-¿Qué hora es? -preguntó de pronto.

-Las nueve pasadas.

-¡Las nueve! ¡Maldita sea! Deberías haberme despertado.

-Acabo de hacerlo.

-Pero mucho antes.

Lo había intentado, pero no lo había conseguido.

Su desnudez se lo había impedido. ¡No iba a confesarle eso!

De pronto, sintió un rubor que trataba de asomarse en sus mejillas, pero logró controlarlo.

Miró al bebé. Dormía plácidamente.

Al alzar de nuevo los ojos, se dio cuenta de que Peter tenía más cara de cansado que el día anterior la noche no había hecho sino intensificar su agotamiento.

Se preguntó si habría logrado conciliar el sueño.

Tenía unas marcadas ojeras bajo los ojos y las arrugas de la boca parecían más profundas. Aquel hombre estaba realmente exhausto.

-¿Cuánto tiempo hace que no duermes una noche entera?

-Un par de semanas... desde el accidente, exactamente.

-No puedes seguir así. Pareces muerto de cansancio -dijo Lali.

Él sonrió con ironía

-No me conviertas en un mártir. Catorce noches de mal dormir no es nada. Muchas mujeres se pasan meses y meses... ¡Y ellas son, además, las que dan a luz!

Ella agitó la cabeza.

-Pero tú también has tenido una experiencia traumática.

Él respondió con impaciencia.

-¿Una qué?

-Una experiencia traumática.

- ¡Por favor, no me vengas con psicología barata! -se indignó él.

-Puedes llamarlo como quieres, Peter -respondió ella con dulzura y toda la paciencia que creía necesitaba con él en aquellos momentos-. No hace falta ser psicologa para darse cuenta de que la muerte de tu hermano te ha afectado mucho más de lo que tú crees.

Sin ocultar su irritación, agarró el porta-bebés y entró en la habitación.

Lali dudó unos segundos y, finalmente, entró.

-No has tenido ocasión de llorar abiertamente - continuó ella inexorablemente, obviando la tensión que había en los hombros de él-. Todo porque no querías perturbar a Christopher.

Peter dejó al niño junto a la sala de estar de la habitación, se volvió y acercó a ella.

Tenía el rostro embargado por una emoción oscura e indescifrable.

-¿Cuál es su remedio mágico, doctora? -dijo con cierta dureza.

Pero el sarcasmo no era un arma que pudiera vencerla a aquellas alturas. Lali ya tenía demasiada experiencia en la vida y había desarrollado el instinto necesario para saber cuándo alguien estaba a punto de sucumbir.

-Necesitas dejar que salga -insistió ella.

Peter Lanzani, aquel hombre contenido y con un completo dominio de sí, sintió que algo se le rompía por dentro. Agitó la cabeza en un vehemente gesto de negación. ¿Qué demonios le estaba sucediendo? ¿Qué le pasaba al controlado abogado que, normalmente, conseguía que los jueces comieran de su mano?

De pronto, sintió desesperación, la desesperación más grande que jamás había experimentado. Se la provocaba la muerte de su hermano, pero sólo ella era responsable de que tomara cuerpo tan vívidamente.

-Déjalo salir -repitió ella-. Simplemente, déjalo salir.

La miró: aquellos ojos negros y una piel de porcelana enmarcada por una mata de pelo oscuro.

Tomó aquel rostro entre las manos temblorosas y dejó que sus emociones rebosaran por cada poro, inundaran su mirada, de aquel modo que sólo un hombre como él podía dejar que fluyeran.

La besó.

Durante unos segundos, Lali simplemente le dejó hacerlo, mientras se preguntaba qué vendría después. No podía apartar a un hombre cuyo modo de expresarse era aquel.

De cualquier forma, en su corazón, había sabido hacía mucho que aquello acabaría por ocurrir. 

¿Acaso había estado esperando con impaciencia aquel momento? Aún más, ¿no lo había provocado de un modo indirecto?

Capítulo 35

Sus dedos se habían desplazado desde la cara hasta la espesa mata que enmarcaba su rostro.

Entonces fue cuando ella atacó. Sin poder pensar más, se lanzó a un beso feroz, hambriento, como una anaconda que acabara de atrapar a la presa más preciada.

Peter respondió con la misma intensidad. Muy pronto, el beso había ido mucho más lejos y se había convertido en una caricia sensual, un juguetear que se complacía con los senos erectos de Lali.

Y ella, sentía algo que jamás antes había sentido.

Lo más extraño era la felicidad que la embargaba. Aquello le estaba ocurriendo a ella. No se lo podía creer.

Nunca antes había estado a merced de su cuerpo, conducida por el placer que la incitaba a seguir adelante.

La sangre fluía exultante por todas sus venas y el corazón, agitado por la pasión, cabalgaba a un ritmo incesante.

Otra mano se deslizó entre sus piernas, por el interior de los muslos hasta rozar ligeramente su feminidad escondida.

Oyó el sonido de la cremallera de los vaqueros y, acto seguido, sintió que los pantalones caían al suelo.

Luego, los dedos ágiles de Peter la despojaron de su ropa interior.

Él se echó sobre la cama y la atrajo hacia sí.

Se quitó la camisa que debía haberse puesto hacía sólo un momento y...

-¡La puerta! -exclamó ella. De pronto no recordaba si había cerrado o no la puerta.

Alzó la cabeza un segundo. No sabía si la había cerrado o no.

Por suerte, lo había hecho.

Desnuda y en brazos de Peter, Lali no podía dejar de temblar. Él la abrazó con fuerza y enroscó las piernas alrededor de su cadera, mientras su torso rozaba los senos turgentes de ella.

Sensación pura, eso era lo que Lali sentía, nada comparable a nada, nada que hubiera experimentado antes.

¡Era tan delicioso!

Cuando los dedos de él rodaron sobre su cuerpo desnudo y comenzó a explorar su feminidad, dejó de ser quien era para ser sólo lo que él le pidiera.

Era como si una nueva Lali hubiera nacido en los brazos de Peter Lanzani.

Tenía la sensación de ser víctima de un maravilloso encantamiento. ¿Por qué se sentía tan bien en sus brazos? ¿Por qué se acoplaba tan bien a un cuerpo que le era completamente desconocido?

Su mirada, oscura como una cueva, su pelo, alborotado y negro, le daban un aspecto salvaje.

Bajó la cabeza y atrapó uno de los pezones con los labios. Comenzó a jugar con él, mientras ella se excitaba cada vez más.

Instintivamente, comenzó a restregar su pelvis contra la de él y a sentir su propia humedad.

En cuanto a Peter, nunca antes había sentido nada ni remotamente parecido. Era la mayor tormenta en la que se había visto sumergido jamás. Ni siquiera en su adolescencia, con las primeras experiencias sexuales había vivido nada igual. El deseo lo transportaba a un lugar recóndito, inaccesible en el que jamás antes había estado.

Se dio cuenta de que acababa de romper todas las reglas de su código.

La primera era que apenas la conocía. Además, no había tenido que usar ninguno de sus instrumentos de seducción.

Peter gimió. Quería parar, tenía que hacerlo... pero era absolutamente imposible. Algo más fuerte que él lo empujaba a hacer aquellos involuntarios movimientos con la pelvis.

Estaba tan excitado que le daba la sensación de estar a punto de explotar.

Había algo básico, tremendamente primitivo en lo que lo poseía, algo imposible de controlar.

Se alzó sobre los codos y la miró directamente a los ojos. Durante unos segundos se quedó paralizado por la sutil inocencia de aquella mirada. Pero no pudo más. Al ver sus pechos erectos que apuntaban al cielo, dos senos de piel suave y cremosa coronados por unos pezones sonrosados, todo atisbo de voluntad que quedara en él se evaporó.

-Lali -pronunció su nombre.

No podía negarle nada. Abrió las piernas y alzó la cadera, para facilitarle la entrada.

Y cuando ya estaba dentro, una sensación sobrecogedora se apoderó de ella.

Por primera vez en su vida comprendió el significado de ser uno con alguien.

En aquel instante, solo eran uno. Los dos eran un ente inseparable e indistinguible, unidos por 

el mayor de los placeres.

Cada segundo se había convertido en una eternidad para Peter. Nunca antes había estado tan excitado, ni le había costado tanto contenerse.

Lo intentó todo para retrasar el momento. Pensó en una ducha de agua helada, contuvo la respiración. Sin embargo, lo inevitable era inevitable.

La besó con una pasión descontrolada y se dejó llevar por una convulsión tan placentera que era difícil de controlar.

Lali casi se desmayó de placer al sentir aquella lengua rebuscando en cada rincón de su boca, al notar la dureza de aquel miembro masculino que la deleitaba con una intensidad sin precedentes.

Peter se agitó sobre ella, empapado en sudor, suspendido en un espacio sin tiempo.

Pero antes de que el sabor dulce del orgasmo se desvaneciera, sintió una tristeza inmensa.

Se apartó de ella y la miró, como si tratara de confirmar que era cierto lo que acababan de hacer.

Error: lo que él acababa de hacer.

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HOLA!

BINEVENIDA ANABEL! Me alegra que te guste, gracias por firmar!

Bueh no termino muy lindo pero... HAY EXCESO DE LALITER! ;)
Recuerden que estamos en maratón, pues extraño maratón, o como le queiran decir el caso es que para que mañana hallan dos caps más deben haber mas de 25 firmas!

Casi muero de risa con mi tweet! Perdonen la indecencia! jajajajaja

Besos
@vagomi